lunes, 27 de julio de 2009

OBSERVATORI0 CIUDADANO DE LA EDUCACION

Comunicado No. 113

Selección académica

Discusión aplazada
¿Por qué privilegiar la orientación técnica?

UNO DE LOS TEMAS que mayor preocupación y controversia provocan en el medio educativo es el que se refiere al proceso de selección de aspirantes a las instituciones públicas de educación media superior del país. Como se sabe, los egresados deben enfrentar un procedimiento de filtro académico para acceder a la modalidad de estudios de su preferencia (bachillerato general, educación profesional técnica o bachillerato tecnológico), lo que genera toda clase discusiones año con año. Con la finalidad de exponer el asunto en toda su complejidad, Observatorio analiza tres de sus ejes fundamentales a la luz de la estrecha relación con las políticas públicas en educación centradas en la justicia social y la equidad, a saber: exámenes de ingreso al nivel, características de la selección por mérito académico y motivos del estudiante para elegir cierto tipo de bachillerato por sobre otro. Es decir, el instrumento, la política y el actor central de la selección académica.

EXAMENES. En la última década los exámenes de admisión que practicaban las instituciones de nivel medio superior fueron remplazados por pruebas estandarizadas. El caso más notable, aunque no único, es el Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (Ceneval), que se encarga, entre otro tipo de evaluaciones, del diseño, administración y calificación del Examen Nacional de Ingreso a la Educación Media Superior (Exani-I). Este examen ha sido adoptado por las instituciones públicas de la zona metropolitana del país, con excepción de la UNAM, que se desafilió a raíz de la huelga estudiantil de 1999-2000, aunque sigue aplicando un examen del mismo tipo, y por una cantidad importante de instituciones públicas en los estados. Según el gobierno federal, gracias al Exani-I se ha conseguido "con bases más rigurosas, diseñar las políticas educativas dirigidas a ampliar la cobertura, responder a las aspiraciones de los solicitantes y elevar la calidad de la educación" (Boletín SEP, 31/07/03).

EN EL CONCURSO DE INGRESO más reciente a la educación media superior en la zona metropolitana de la ciudad de México se registraron 276 mil 490 estudiantes, cifra que significó un incremento de 6 por ciento respecto al año anterior (casi 15 mil jóvenes más). Del total de registrados, 236 mil 568 aspirantes cumplieron todos los requisitos para presentar el Exani-I, 27 mil 194 no obtuvieron el certificado de secundaria a tiempo, 8 mil 718 no se presentaron al examen y 4 mil 10 no tuvieron el número de aciertos mínimo requerido (31 de 128) para obtener lugar en alguna institución pública del área metropolitana.

EL ASPECTO DE MAYOR POLEMICA, además de la preocupación por el destino de los no aceptados por insuficiencia académica, concierne a la distribución de espacios. La Comisión Metropolitana de Instituciones Públicas de Educación Media Superior (Comipems) reportó que del total de aspirantes, 198 mil 930 jóvenes fueron asignados a alguna de las cinco opciones que eligieron (98 mil 473 asignados a su primera preferencia); mientras los 37 mil 638 restantes (15.95 por ciento) tuvieron la oportunidad de elegir alguno de los planteles que aún contaba con sitios disponibles.

TAN PRONTO SE PUBLICAN los resultados del examen, el debate no se hace esperar. Los ciudadanos constatamos la dura crítica de grupos de presión, miembros de partidos políticos, a los exámenes nacionales de ingreso, e incluso de especialistas que consideran que esas pruebas funcionan como mecanismo de exclusión social. Preocupados por el futuro escolar de sus hijos, madres y padres de familia toman parte en esta polémica preguntándose por la validez de tales formas de selección; sobre todo cuando los jóvenes no logran ingresar a la opción escolar de su preferencia y deben escoger entre las disponibles o resignarse a la designada por la autoridad. En el centro de tales discusiones está la pregunta sobre la validez del procedimiento de selección frente a objetivos de política educativa que se proponen explícitamente mejorar las condiciones de equidad educativa y justicia social para los segmentos más desfavorecidos de la población, aunque también está el enfoque que centra la discusión en preguntarse de qué manera las condiciones sociales subyacen al rendimiento escolar, que es un problema permanente de las evaluaciones.

¿SELECCION SOCIAL O ACADEMICA? El Ceneval ha diseñado y aplicado desde 1994 el Exani-I como instrumento de selección para que sea el mérito académico de la persona y no su suerte, capacidad económica, posición social o situación personal el factor que determine su oportunidad de estudiar. La prueba sirve para colocar al aspirante en alguna institución de acuerdo con la calificación obtenida, ayudando a equilibrar demanda educativa con oferta disponible.

LA SELECCION BASADA EN el mérito académico tiene ventajas y limitaciones. En primer lugar, un sistema de méritos privilegia la idea de igualdad de oportunidades. Se asume entonces que al presentar una prueba estandarizada de conocimientos el joven que proviene de un origen social modesto compite en igualdad de circunstancias con el joven cultural y económicamente privilegiado y, por tanto, cualquiera de los dos puede lograr un espacio educativo en el lugar que éste o aquél escoja. El sistema de méritos busca recompensar a los individuos con base en sus aptitudes académicas y trata de evitar que las barreras sociales o de clase imposibiliten el acceso del individuo a la educación superior pública.

A PESAR DE ESAS VENTAJAS teóricas, el sistema de méritos presenta limitaciones. Una de las más fuertes críticas que ha recibido el "examen único" es que, según se sabe, existe estrecha relación entre los antecedentes sociales y económicos de los aspirantes y la calificación que obtienen en esas pruebas. El propio Ceneval confirma estos hallazgos en su informe titulado La primera etapa: 1994-2001. Algunos otros estudios empíricos demuestran que la escolaridad de los padres y el nivel de ingreso familiar guardan una relación importante con los niveles de desempeño de los sustentantes en el Exani-I. Aunque también existen estudios que muestran que a estas variables hay que sumar factores como el promedio de calificaciones obtenido en la secundaria o bien los hábitos de estudio y lectura.

LOS EXAMENES NACIONALES de admisión son útiles para equilibrar la demanda con la oferta educativa, pero aún están muy lejos de implicar "igualdad de oportunidades". Sería poco serio culpar a un instrumento de evaluación académica de todas esas iniquidades, aunque es igualmente incorrecto cerrar los ojos y dejar de preguntarse en qué medida la distribución de espacios educativos con base en exámenes estandarizados puede ampliar la injusticia social y falta de igualdad entre individuos o no, o bien, si nuestro sistema de méritos académicos contribuye a elevar la movilidad social o sólo funciona para reforzar la ya de por sí penosa estratificación social de México. En una perspectiva más amplia, es importante que el gobierno estimule esta discusión. La segunda mitad del sexenio podría iluminarse incentivando este tardío debate.

ELECCION LABORAL Y EDUCACION tecnológica. En los últimos años, particularmente en lo que va de este sexenio, ante la alta demanda de estudiantes por ingresar a una de las tres instituciones públicas más reconocidas (UNAM, IPN, UAM), algunos altos funcionarios de la SEP han aprovechado el momento para defender la instrucción tecnológica como alternativa de estudio viable que, de acuerdo con ellos, podría ayudar al alumno a una transición menos problemática hacia el mercado laboral. Además, se ha insistido en que la población posee una "imagen distorsionada" sobre la educación tecnológica y los posibles beneficios que esta modalidad académica acarrea. Todo lo cual nos coloca frente a la pregunta básica sobre la forma en que se valora el quehacer profesional de los técnicos en nuestro país y la relación que ello guarda con las alternativas de elección de quienes participan en los exámenes de selección. Asuntos sobre los que se sabe aún muy poco.

DE ESTA POSICION SE DESPRENDE una cuestión importante: ¿al elegir una opción educativa técnica los estudiantes piensan en potenciar sus posibilidades de vida, o sólo lo hacen siguiendo patrones tradicionales o sesgos culturales? Diversos estudios han demostrado que aun cuando los técnicos en México disfrutan de ventajas salariales al inicio de su vida productiva, en cierto punto estas ventajas empiezan a decaer en comparación con las que tienen los graduados con formación de tipo general, lo que también se expresa en la posición laboral que ocupan. En resumen, el ingreso del técnico tiende a ser menor que el del generalista en el largo plazo. Por otra parte, un estudio sobre el Conalep, realizado por reconocidos especialistas, confirma en cierto grado el punto anterior ya que afirma que los técnicos no están bien pagados, pues la mayoría (52 por ciento) recibe menos de cuatro salarios mínimos. Por consiguiente, habría que preguntarse si no serán todos estos factores los que también inciden en la elección del joven, más allá de los estereotipos socialmente creados o de los deseos históricamente heredados.

CONTAR CON EVIDENCIA EMPIRICA de esta naturaleza nos permite comprender más ampliamente las razones por las cuales el individuo desea cursar un bachillerato general en una preparatoria en lugar de hacerlo en un instituto técnico. Si el ingreso económico del graduado -el cual usualmente representa un medio importante para mejorar el nivel de vida- puede ser más alto cursando cierto tipo de educación entonces hay motivos suficientes para valorar dicha modalidad educativa. Esto no justifica decir que la educación tecnológica no debe ser promovida; los estudios a los que hacemos aquí referencia muestran claramente la importancia de este tipo de instrucción académica en el desarrollo personal y profesional de los jóvenes en relativa desventaja socioeconómica.

EN UN PAIS CON DESIGUALDADES enormes, la expansión, diversificación y evaluación del sistema educativo es un paso significativo en la disminución de tales iniquidades y caeríamos en un error negando esta realidad. Nuestra crítica está encaminada a comprender por qué los estudiantes eligen una opción educativa en vez de otra al presentar un examen de selección. Poner atención en estos elementos nos brinda la oportunidad de mejorar el análisis social y de participar en el diseño de políticas sociales más efectivas en favor de los individuos que aspiran a mejores alternativas educativas, perspectivas laborales e ingresos, y condiciones de vida en un contexto de justicia social y equidad.

INTERROGANTES. ¿La selección académica puede contribuir a alcanzar la justicia social y la igualdad entre individuos cuando una honda segmentación se aprecia entre los sectores más desfavorecidos y los afluentes? ¿Ha considerado la SEP trabajar en conjunto con el sector laboral para lograr el reconocimiento social de la educación tecnológica que los estudiantes y egresados demandan? ¿Qué más se necesita para que los jóvenes elijan a la educación tecnológica como medio para potenciar sus capacidades personales y profesionales?


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