viernes, 10 de julio de 2009

Para aprobar el Ceneval

El mundo irreal de los gobernantes, de los “políticos” y las autoridades educativas no tiene la mínima semejanza con la realidad cotidiana en las aulas e instituciones educativas.

Cualquier persona con un mínimo de sentido común se quedaría asombrado cuando oye o lee que la educación en México es mejor cada día.

Todas las instituciones educativas, públicas y privadas, presumen de que han obtenido no sé cuántos premios, acreditaciones y certificaciones.

Si todo es Jauja, que nos expliquen —con palabras sencillas y terrenales— por qué cada día proliferan empresas o personas que ofertan a los alumnos egresados de secundaria y de preparatoria cursos para aprobar los exámenes de selección, o admisión o exclusión.

El sentido común —¿lo tendrán las autoridades educativas?— nos indicaría que si un alumno aprobó todas sus asignaturas de la secundaria o la preparatoria, debe estar bien preparado para aprobar el examen del Ceneval e ingresar al siguiente ciclo escolar.

¿Por qué necesitan un curso para aprobar el examen del Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (Ceneval) si quieren ingresar a preparatoria o a la educación superior? En esa lógica “cursillista”, sería bueno suprimir la secundaria y la enseñanza media superior. Con aprobar cursos para aprobar los exámenes referidos ya estarían supercapacitados.

Lo más patético y doloroso es que muchos alumnos que terminan la preparatoria y aprueban el examen del Ceneval (se supone que son de los mejores), cuando ingresan a cualquier carrera, no son competentes para el ritmo y el nivel de aprendizaje; entonces desertan, reprueban o se rezagan.

Posibles causas de esas deficiencias: la enseñanza en la secundaria y en el nivel medio superior es deficiente, y no le otorga a los alumnos las competencias necesarias para continuar con éxito sus estudios.

El examen del Ceneval no es congruente con lo que se enseña y aprende en los ciclos de secundaria y bachillerato.

Lo que se enseña y se debe aprender en la preparatoria y en la enseñanza superior no tiene relación ni con lo que se enseña y se aprende en los ciclos previos, ni con los exámenes del Ceneval.

En todo este caos educativo, los paganos, las víctimas son los estudiantes que son engañados cuando les dan sus diplomas y certificados “por haber concluido exitosamente” los estudios que los capacitan y hacen competentes para el nivel educativo siguiente.

Después de todo ese vía crucis, un número considerable de alumnos que logra terminar con éxito sus estudios de licenciatura va a engrosar las filas del subempleo y el desempleo.

¡No encuentran trabajo para lo que estudiaron! El tema da para mucho más.

¿Alguien puede dar una explicación lógica a esta deplorable situación educativa?— Mérida, Yucatán.

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